Nuestra historia
“Gaucho”, es un vaquero sudamericano nómada y rebelde que se convirtió en símbolo de elegancia rústica, coraje y autonomía, y el estilo gauchesco aún hoy se considera un referente de moda en las Tierras Latinas.
Mariana Rinaldi, fundadora de Gaucha Designs, es nieta de inmigrantes europeos que navegaron a Sudamérica desde Italia y España.
Sus antepasados, después de luchar contra los agitados mares del Océano Atlántico, llegaron a la Argentina, la tierra de los Gauchos, en 1899.
Los padres de Mariana se conocieron en Buenos Aires en 1965 y el 17 de diciembre de 1972 dieron a luz a una niña que se convertiría en vaquera en la vida.
A la manera gaucha, Mariana comenzó a montar a caballo desde muy temprana edad y galopó su infancia por las “Pampas del Sur” a lomos de animales a los que bautizó con nombres de personas.
Su amado padre la llevaría a su lado a galopar por la costa este de Sudamérica. Se dejan llevar por el ritmo del animal y por largas conversaciones sobre sillas de cuero.
Cabalgaban por la playa con bastante frecuencia, bajo brillantes lunas llenas que iluminaban la espuma blanca de las silenciosas olas que nadie más presenciaba excepto ellos.
Una vez que la infancia y la adolescencia enseñaron a Mariana los valores esenciales del espíritu gaucho, decidió luchar contra los "chicos malos" convirtiéndose en abogada penalista.
Mariana conducirá su motocicleta Honda Rebel negra hasta el Juzgado Penal todos los días durante seis años.
Cada mañana elegía entre su colección favorita de chaquetas, pantalones y botas de cuero, prendas que la hacían sentir protegida de la dureza de la ciudad y el estrés de sus deberes de vigilante.
Su moto de 450 caballos siempre llevaría alforjas de cuero marrón, las cuales siempre estarían llenas de libros legales, herramientas para motociclistas y una muda de ropa, por si el día la llevaba en dirección opuesta a su casa (que al parecer sucede con bastante frecuencia).
En sus paseos diarios, la velocidad de su caballo mecánico servía para impulsar el olor a cuero desde la parte trasera de la bicicleta hasta la nariz de Mariana. Ese olor familiar fue el que la hizo sentir acunada y envuelta en el mágico e irrefutable aroma de las aventuras gauchas.
Una vez desgastada su amada moto por las guerras legales, Mariana recurrió a su sangre nómada heredada y transformó su identidad de abogada vigilante a trotamundos en busca de tierras más naturales y pacíficas.
Mariana se aventuró más allá de las fronteras argentinas y decidió encontrarse con sus vecinos sudamericanos.
Entró en la tranquilidad de Uruguay, las playas aisladas de Brasil, los lagos de colores brillantes de Bolivia y los aires caribeños de espíritu libre de Venezuela.
Mariana siguió viajando por una razón: no podía encontrarse a sí misma y el constante impulso del viaje la mantenía con la esperanza de que en el "próximo pueblo" encontraría su alma.
Fue a cruzar el Océano Atlántico y adentrarse en las tierras de sus antepasados europeos.
Primero navegó y surfeó las costas de España e Italia para entender más sus raíces genéticas, y luego se lanzó a tierras más ajenas como Portugal (donde su portugués se volvió útil para pedir tartas de natillas), Francia (donde acabó siendo perseguida). por hooligans ingleses mientras veía un partido de fútbol durante el Mundial entre Inglaterra y Argentina... los argentinos ganaron, por supuesto, ¡y por eso la persecución!), Alemania (donde saltó vallas para poder nadar en lagos superpoblados en 40 grados veranos) e Inglaterra (o lo que ella llama "El país del día de la marmota", porque pensaba que el cielo inglés estaba en un bucle repetitivo de un color: el gris).
Europa estaba en ese momento demasiado poblada para nuestra Gaucha, por lo que decidió mudarse a la Cuenca del Pacífico en 2001.
Fue en Nueva Zelanda donde Mariana decidió iniciar una carrera en la danza contemporánea.
Su nueva profesión como coreógrafa y productora creativa la llevó a seguir explorando el mundo y, en el proceso, Nueva Zelanda se convirtió, y sigue siendo hasta el día de hoy, su campamento base desde hace mucho tiempo. y ahora es la sede de Gaucha Designs.
A lo largo del camino de Mariana, el cuero ha sido un material que necesitaba llevar consigo.
No fue una elección deliberada o calculada, sino más bien un magnetismo inconsciente e irracional, como un raro romance sin altibajos.
Mariana piensa que sin darse cuenta, el cuero se convirtió en la representación de sus raíces gauchas, de esas tierras donde todo se vivía y se experimentaba a través de botas, sillas de montar, riendas y alforjas de caballo.
O tal vez, porque un gaucho nómada necesita sin darse cuenta de un compañero fiel, un testigo silencioso de sus odiseas.
Así que ya lo sabes.
Cada una de nuestras creaciones te traerá un poco de nuestra piel Gaucha, envolviéndote en un estilo que tomó generaciones para hablar con tanta fuerza.